ARQ. VANESSA DE MARI: CON UNA AGENDA LLENA DE RETOS

EN SU MANDATO COMO LA PRIMERA MUJER EN PRESIDIR LA ASOCIACIÓN DE CONSTRUCTORES DE PUERTO RICO EN SUS 70 AÑOS DE HISTORIA, APUESTA A LA COLABORACIÓN Y AL TRABAJO EN EQUIPO PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS DE SU PLAN DE TRABAJO.

 

Desde muy temprana edad, la vida de la arquitecta Vanessa de Mari-Monserrate, presidenta de la Asociación de Constructores de Puerto Rico (ACPR), siempre gravitó en torno a la industria de la construcción, pues, nacida en el seno de una familia en la que abundan ingenieros y contratistas, fue natural y hasta divertido, seguirlos, observarlos y conocer de todo un poco. Así, de la mano de su madre, Estela Monserrate, aprendió las características del buen diseño y con su abuelo, Hermand Monserrate, hizo las veces de ayudante, siempre atraída por sus proyectos.

“Mi mamá es diseñadora de interiores y abrió el Departamento de Diseño de Interiores de la firma Toro € Ferrer, así que, básicamente, en cada oportunidad que tenía, me enseñaba lo que era un buen diseño. Ella me abrió ese interés en lo que es la arquitectura, el diseño y la construcción”, afirmó la arquitecta de Mari-Monserrate, mientras compartió que, desde pequeña seguía a su abuelo, que era ingeniero y contratista. “El siempre tenía un proyecto. Cada vez que íbamos a su finca, yo iba detrás de él con la cinta métrica, el martillo o lo que fuera, para ayudarle”, comentó. Compartir esos momentos con su abuelo la ilusionaba mucho, pues sentía mucho orgullo por él.

Como joven estudiante y deportista -en su niñez y adolescencia jugó tenis aprendió, también, a ser disciplinada y estructurada, lo que, como profesional, le ha permitido avanzar en su carrera y ser reconocida por sus pares. “Me gradué de la Academia del Perpetuo Socorro y fui a Washington University, en St. Louis, a estudiar arquitectura. Desde pequeña jugué tenis, así que aprendí a organizar mi tiempo”, afirmó de Mari, quien es la primera mujer en dirigir las riendas de la ACPR en sus 70 años de trayectoria. Una vez finalizado su bachillerato, realizó una doble maestría en Arquitectura y en Gerencia de Construcción, también en Washington University. Esa movida académica la llevó a efectuar un internado en Barcelona, España, para culminar su maestría en Arquitectura, mientras que, para finalizar la maestría en Gerencia de Construcción, se trasladó a la isla para hacer otro internado, esta vez en F&R Construction Group, Inc. donde permanece hasta la actualidad. Allí ocupa el cargo de gerente de Desarrollo, dirigiendo los trabajos de desarrollo del grupo y, también, lidera la división de administración de F&R Management Services, LLC., de la mano de un grupo diverso y dinámi co de 15 empleados, entre ellos: arquitectos, ingenieros y permisólogos. Además de ser arquitecta licenciada, de Mari-Monserrate es corredora de bienes raíces, pues reconoce la importancia de estar al día sobre todo lo que ocurre en su ramo profesional e industrias relacionadas.

Curiosamente, recordó que, al inicio de sus estudios de maestría, conversaba con sus compañeros de clases y afirmaba que no estudiaba Arquitectura para desarrollar “casas igualitas unas de otras”. Sin embargo, a través de los años, su manera de pensar dio un giro de 180 grados, al comprender la importancia y la necesidad de este tipo de desarrollo para la sociedad. “Esa es la mayor satisfacción que tengo, trabajar como desarrolladora en este tipo de desarrollo de vivienda, porque no es la casita que les estamos dando [a las personas], es el hogar digno y seguro para estas familias trabajadoras que tanto se tienen que esforzar para poder adquirir su propiedad. ¡Me encanta!”, asevero satisfecha de poder ser parte del sueño realizado de muchos hombres y mujeres para tener su propio hogar.

LA FAMILIA COMO APOYO Y GUÍA

Para la nueva presidenta de la ACPR, el apoyo de su familia en sus años formativos fue fundamental, ya que pudo acoger experiencias y recibir mentoría que pavimentaron su asenso profesional.

“En verdad, tengo que decir que he sido dichosa en cómo mi familia me ha ayudado en mi rol. Desde pequeña, hasta los primeros años de mi profesión, han estado bien involucrados y me han ayudado a formarme en lo que soy hoy”, afirmó categórica. “Cuando empecé a trabajar en F&R Construction Group, tuve la bendición y la dicha de que mi jefe directo era mi primo, el Ing. Hermand Méndez. Él era el ingeniero a cargo de la construcción del CDT de Guaynabo y me puso a hacer de todo”, recordó, para comentar que sus visitas al “field” le brindaron un conocimiento amplio de las diferentes etapas y tareas involucradas en un proyecto de gran magnitud. “Él me enseñó una filosofía [de trabajo] que he implantado como supervisora, que [se basa en que] tú tienes que aprender de todo lo básico para poder ser un buen supervisor”, aseveró, al compartir que, debido a la complejidad del proyecto, tuvo una experiencia 360, que incluyó desde visitar el campo con la agrimensora a cargo, trabajar con los planos y asistir a las reuniones del proyecto con los ingenieros encargados, hasta montarse en el rolo a compactar. Por ello, hoy, a la distancia y con la experiencia que le han brindado los años, reconoció que, si bien su trayectoria ha sido plena en oportunidades, lo que ha guiado sus pasos con firmeza ha sido su deseo de contribuir al desarrollo de un mejor país.

DE OPORTUNIDADES, RETOS Y ADAPTACIÓN

“He tenido la dicha de tener muchísimas oportunidades, lo que viene acompañado de muchos desafíos. He sabido y he tenido la oportunidad de evolucionar dentro de mi profesión, a pesar de todo lo que hemos sobrevivido como la debacle del desarrollo en el 2006, y los retos que hemos pasado como la economía local. Me he sabido adaptar y evolucionar como profesional, y eso me ha ayudado a seguir aportando al desarrollo económico de Puerto Rico, que es mi meta”, sostuvo de Mari-Monserrate. De otra parte, al describirse como fajona, puntualizó, asimismo, que haberse sabido rodear de personas que la complementan y aprender de ellas, han sido elementos clave para su éxito.

“Aunque soy una persona bastante independiente, reconozco que la mayor parte de mi éxito se debe a toda la gente [de la] que me he rodeado, tanto supervisores como empleados, de todos uno aprende, así que me he sabido adaptar y adquirir ese conocimiento y esa experiencia que traen otros, y que aportan al conocimiento propio”, destacó la arquitecta, quien reconoció que, al inicio de su carrera, el mayor reto que enfrentó al trabajar en una industria dominada por varones fue que la aceptaran como profesional. Por ello, muy temprano en su trayecto profesional, decidió que ser mujer no definiría su valía profesional.

“Cuando uno sabe y se proyecta, no como una mujer, sino como una profesional capaz de estar a la par con los colegas [que tiene] alrededor es un reto [del] que uno tiene que estar seguro”, resaltó, mientras subrayó que no importa si se es hombre o mujer los retos siempre van a estar presentes. Lo que resta hacer es “echar pa’lante”.

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